Sobre Camilo Torres Restrepo, el amor eficaz, de Marta Rodríguez y Fernando Restrepo
Este es quizá un fractal, o un mosaico, o un listado de notas sobre una película. Siento que hablar sobre la vida y sobre la esperanza, sobre la conmoción de estar acá, de vivir acá, en Colombia, solo puedo hacerlo por pedazos sueltos, por huequitos que se alcanzan a hacer a la robusta estructura de un sistema violento. Como un acto quizá de amor, este texto está hecho de a retazos sin coser que buscan llenar los roticos –ingenuamente o no, no sé–.
UNO: Hace 5 años mi amiga Gineth me escribió en un correo: “nunca el amor fue tan fácil y tan profundo, como respirar. AMANDO VENCEREMOS.”
“Amando venceremos” lo vería repetido en las paredes de la universidad en la que estudio, al lado de consignas que hablaban de la necesidad de un amor eficaz. Camilo Torres Restrepo, el amor eficaz es la nueva película de la realizadora Marta Rodríguez y Fernando Restrepo y en esta se despliega una conversación imaginaria en donde se trastocan diferentes formatos, material de archivo y saltos en el tiempo que entretejen la figura del sociólogo. Al ver la película pensaba que quizá el personaje principal no es Camilo Torres, sino más bien Marta, ella hablando frente a nosotras, sobre el cambio, a través de una conversación con su amigo muerto.
Estar enamorada de las utopías del mundo, aún cuando la vida nos suceda –con todos sus remolinos violentos– y nos atraviese, es quizá el ombligo de este largometraje. Mediante imágenes de la violencia, los desplazamientos y las manifestaciones sociales, acompañadas de Marta hablando, mirando a un tercero al que no alcanzamos a ver pero sí a escuchar, esta película desenrolla sobre nosotras todos esos nudos de sentir la necesidad de una transformación de este país, una transformación en la que se ponga en el centro la vida y, que a su vez, nos permita escaparnos de las necropolíticas de este sistema indigesto y agresor. La muerte pareciera a veces la suspensión del tiempo, Marta habla con Camilo, que está muerto y a la vez no. En un entorno delimitado por la muerte suelen decir de las que estamos enamoradas de las utopías de un mundo que parece roto, que somos unas niñas ingenuas.
¿Ingenuo?
Ingenuo es pensar que la vida no es prestada
Creer que uno no se muere de cualquier cosa
Ingenuo el bartolo que dispara
Sin pensar si el cristiano es de los originales
DOS: Uno de los materiales de archivo de este documental es un discurso en el que Camilo dice: “Ellos tienen el dominio de la carne”. Pienso que ellos, los que dominan la carne, no solo la hacen desaparecer para que no se manifieste en las calles, sino que también talan miles de árboles para hacerla consumible. Ellos, los del dominio de la carne, los del apetito extremo, los que disparan por la espalda, los grandes hombres del poder. La distribución selectiva del hambre y la distribución desigual de la tierra, ellos tienen el poder de la carne y eso pareciera no haber cambiado mucho hasta ahora. Marta le cuenta a Camilo lo que ha sucedido en los últimos 56 años. El país se ha deshecho y se ha vuelto a hacer, la idea de la patria se desfigura y las luchas por la vida son un terremoto vigente. Camilo Torres Restrepo, el amor eficaz es un documental que “se inventa la oportunidad de hablar con un muerto”. Un muerto cuyas ideas palpitan. Quizá un muerto no tan muerto. O quizá un no-muerto. Quizá es posible que una película funcione como portal, como ouija o como máquina del tiempo. Quizá la necesidad de las películas sean las oportunidades que se pueden inventar, un cine médium que reviva y reflexione, que superponga capas de un complejo entramado social y que nos ayude a excavar en medio de tantas preguntas.
Cura
Cantor
Pionero
Fundador
Decano
Ñero
Guerrillero
Percutero
Proleto, santo y coleto
¿Qué más quieren los evangelistas?
Hace unos meses mi amiga Sören me regaló un cartel que dice grande, en letras rojas, “AMOR EFICAZ”. Junto con el cartel venía una carta en la cual escribió: “En estos días salí a las calles y sentí que todo era posible. En los rostros de lxs manifestantes, en los saltos que se daban en las arengas y se sentía como si palpitara la tierra. Y sí, la tierra palpitó, todxs palpitamos.”
Félix Guattari tiene una frase que dice algo así como que respirar se ha vuelto tan difícil como conspirar. Él la dice a finales de los setenta, yo la leo y la siento vigente en el 2022. Pienso en las palabras de mis amigas y en la película, “nunca el amor fue tan fácil y tan profundo, como respirar. AMANDO VENCEREMOS”; “(…) sentí que todo era posible”. Pienso: mis amigas versan la vida con tanta fuerza, son ellas curanderas de todo lo que es posible porque imaginan un mundo por fuera del mundo (y qué difícil que parece a veces, porque en todo su -nuestro- amor, hay mucho enojo también). Si respirar y conspirar es tan difícil, pero podemos especular un futuro en medio de la urgencia de un presente en el que amamos y respiramos, hacer caber a la vida en los huecos que nos ha dejado la muerte es un eco de todo ese amor eficaz desdoblado en el tiempo.
TRES: Entre parir y partir hay solo una “t” de diferencia. Una “t” de tránsito, muchas parten de la vida pero sus ideas resonantes quizá sean un segundo nacimiento. En la película Marta le dice a Camilo: “dejaste tantas huellas”; “Cuando recibimos la noticia de que habías muerto, sentimos que moríamos contigo”.
Camilo se fue pal monte con los elenos
Y lo mató un recluta de ojos lindos
Cuando yo lo vi ya estaba muerto
Me dijo:
“Bríndeme un chorro, chino
Y hágame el milagrito e’Lázaro
Usted se parece al cura de los potreros
Le dije yo y le ofrecí mis flechas
¡levántese!
¡levántese!
Le proclamé
Y el cura blanco sorbiendo guaro me dijo:
“Mejor no
Tranquilo, mono
Yo me resucito solo”
Escucho a Marta y pienso en la importancia de volcarnos a pensar en aquello que aún puede salvarse, nos necesitamos vivas y todas somos indispensables. Con mis amigas Laura, Valentina, Pamela y Liz, hace un par de noches, nos reunimos a fabular la necesidad de cuidar la vida, de ponerla en el centro. El amor eficaz de entender que poner en el centro a la vida es poner en el centro al cuidado, y esa es una práctica especulativa de futuro -que es algo que dice María Puig de la Bellacasa-. Entre todas, nos preguntábamos en qué momento se había vuelto tan difícil vivir, respirar. Una vez más, los hombres que tienen el dominio de la carne, como dice Camilo, los del poder. Hacer invivible a este territorio es una estrategia de muerte que sustenta al sistema, ese mismo que se perpetúa con sus inscripciones violentas sobre los cuerpos. Ese que elige desaparecer y matar.
Marta dice “la mujer enseña caminos”.
Acá tenemos nuestras flechas, Camilo, como en la canción de Velandia. Que quizá son las mismas flechas de Marta. Tenemos nuestra venganza que es el amor eficaz, nuestra venganza que es la ternura de la imagen. Nuestro vandalismo, que es reunirnos a mirar la historia, de cara al pasado -para curarlo y hacerlo un espacio más amable-, pero siempre abiertas al futuro, porque no nos lo vamos a dejar quitar.
Casi al final de la carta, Sören dice: “me gusta saber que el amor es posible.”
El 23 de febrero, celebrando la despenalización del aborto, mi amiga Gineth me escribe: “ya vencimos porque amamos.”
Dejo al final la foto de una foto, de una bandera con la cara de Camilo, que está sobre la pared de la casa de Laura, justo la mañana siguiente en la que nos sentamos a fabular junto con Valentina, Pamela y Liz, la necesidad de sabernos urgentemente vivas.
Los fragmentos en itálica hacen parte de la canción “Camilo de Chucurí” de Edson Velandia, incluida en el cancionero “Cuatro Flechas” editado por la Imprenta Comunera.
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YA VENCIMOS PORQUE AMAMOS - FICCI 61 (02)
Especial FICCI 61
Sobre Camilo Torres Restrepo, el amor eficaz, de Marta Rodríguez y Fernando Restrepo
Este es quizá un fractal, o un mosaico, o un listado de notas sobre una película. Siento que hablar sobre la vida y sobre la esperanza, sobre la conmoción de estar acá, de vivir acá, en Colombia, solo puedo hacerlo por pedazos sueltos, por huequitos que se alcanzan a hacer a la robusta estructura de un sistema violento. Como un acto quizá de amor, este texto está hecho de a retazos sin coser que buscan llenar los roticos –ingenuamente o no, no sé–.
UNO: Hace 5 años mi amiga Gineth me escribió en un correo: “nunca el amor fue tan fácil y tan profundo, como respirar. AMANDO VENCEREMOS.”
“Amando venceremos” lo vería repetido en las paredes de la universidad en la que estudio, al lado de consignas que hablaban de la necesidad de un amor eficaz. Camilo Torres Restrepo, el amor eficaz es la nueva película de la realizadora Marta Rodríguez y Fernando Restrepo y en esta se despliega una conversación imaginaria en donde se trastocan diferentes formatos, material de archivo y saltos en el tiempo que entretejen la figura del sociólogo. Al ver la película pensaba que quizá el personaje principal no es Camilo Torres, sino más bien Marta, ella hablando frente a nosotras, sobre el cambio, a través de una conversación con su amigo muerto.
Estar enamorada de las utopías del mundo, aún cuando la vida nos suceda –con todos sus remolinos violentos– y nos atraviese, es quizá el ombligo de este largometraje. Mediante imágenes de la violencia, los desplazamientos y las manifestaciones sociales, acompañadas de Marta hablando, mirando a un tercero al que no alcanzamos a ver pero sí a escuchar, esta película desenrolla sobre nosotras todos esos nudos de sentir la necesidad de una transformación de este país, una transformación en la que se ponga en el centro la vida y, que a su vez, nos permita escaparnos de las necropolíticas de este sistema indigesto y agresor. La muerte pareciera a veces la suspensión del tiempo, Marta habla con Camilo, que está muerto y a la vez no. En un entorno delimitado por la muerte suelen decir de las que estamos enamoradas de las utopías de un mundo que parece roto, que somos unas niñas ingenuas.
¿Ingenuo?
Ingenuo es pensar que la vida no es prestada
Creer que uno no se muere de cualquier cosa
Ingenuo el bartolo que dispara
Sin pensar si el cristiano es de los originales
DOS: Uno de los materiales de archivo de este documental es un discurso en el que Camilo dice: “Ellos tienen el dominio de la carne”. Pienso que ellos, los que dominan la carne, no solo la hacen desaparecer para que no se manifieste en las calles, sino que también talan miles de árboles para hacerla consumible. Ellos, los del dominio de la carne, los del apetito extremo, los que disparan por la espalda, los grandes hombres del poder. La distribución selectiva del hambre y la distribución desigual de la tierra, ellos tienen el poder de la carne y eso pareciera no haber cambiado mucho hasta ahora. Marta le cuenta a Camilo lo que ha sucedido en los últimos 56 años. El país se ha deshecho y se ha vuelto a hacer, la idea de la patria se desfigura y las luchas por la vida son un terremoto vigente. Camilo Torres Restrepo, el amor eficaz es un documental que “se inventa la oportunidad de hablar con un muerto”. Un muerto cuyas ideas palpitan. Quizá un muerto no tan muerto. O quizá un no-muerto. Quizá es posible que una película funcione como portal, como ouija o como máquina del tiempo. Quizá la necesidad de las películas sean las oportunidades que se pueden inventar, un cine médium que reviva y reflexione, que superponga capas de un complejo entramado social y que nos ayude a excavar en medio de tantas preguntas.
Cura
Cantor
Pionero
Fundador
Decano
Ñero
Guerrillero
Percutero
Proleto, santo y coleto
¿Qué más quieren los evangelistas?
Hace unos meses mi amiga Sören me regaló un cartel que dice grande, en letras rojas, “AMOR EFICAZ”. Junto con el cartel venía una carta en la cual escribió: “En estos días salí a las calles y sentí que todo era posible. En los rostros de lxs manifestantes, en los saltos que se daban en las arengas y se sentía como si palpitara la tierra. Y sí, la tierra palpitó, todxs palpitamos.”
Félix Guattari tiene una frase que dice algo así como que respirar se ha vuelto tan difícil como conspirar. Él la dice a finales de los setenta, yo la leo y la siento vigente en el 2022. Pienso en las palabras de mis amigas y en la película, “nunca el amor fue tan fácil y tan profundo, como respirar. AMANDO VENCEREMOS”; “(…) sentí que todo era posible”. Pienso: mis amigas versan la vida con tanta fuerza, son ellas curanderas de todo lo que es posible porque imaginan un mundo por fuera del mundo (y qué difícil que parece a veces, porque en todo su -nuestro- amor, hay mucho enojo también). Si respirar y conspirar es tan difícil, pero podemos especular un futuro en medio de la urgencia de un presente en el que amamos y respiramos, hacer caber a la vida en los huecos que nos ha dejado la muerte es un eco de todo ese amor eficaz desdoblado en el tiempo.
TRES: Entre parir y partir hay solo una “t” de diferencia. Una “t” de tránsito, muchas parten de la vida pero sus ideas resonantes quizá sean un segundo nacimiento. En la película Marta le dice a Camilo: “dejaste tantas huellas”; “Cuando recibimos la noticia de que habías muerto, sentimos que moríamos contigo”.
Camilo se fue pal monte con los elenos
Y lo mató un recluta de ojos lindos
Cuando yo lo vi ya estaba muerto
Me dijo:
“Bríndeme un chorro, chino
Y hágame el milagrito e’Lázaro
Usted se parece al cura de los potreros
Le dije yo y le ofrecí mis flechas
¡levántese!
¡levántese!
Le proclamé
Y el cura blanco sorbiendo guaro me dijo:
“Mejor no
Tranquilo, mono
Yo me resucito solo”
Escucho a Marta y pienso en la importancia de volcarnos a pensar en aquello que aún puede salvarse, nos necesitamos vivas y todas somos indispensables. Con mis amigas Laura, Valentina, Pamela y Liz, hace un par de noches, nos reunimos a fabular la necesidad de cuidar la vida, de ponerla en el centro. El amor eficaz de entender que poner en el centro a la vida es poner en el centro al cuidado, y esa es una práctica especulativa de futuro -que es algo que dice María Puig de la Bellacasa-. Entre todas, nos preguntábamos en qué momento se había vuelto tan difícil vivir, respirar. Una vez más, los hombres que tienen el dominio de la carne, como dice Camilo, los del poder. Hacer invivible a este territorio es una estrategia de muerte que sustenta al sistema, ese mismo que se perpetúa con sus inscripciones violentas sobre los cuerpos. Ese que elige desaparecer y matar.
Marta dice “la mujer enseña caminos”.
Acá tenemos nuestras flechas, Camilo, como en la canción de Velandia. Que quizá son las mismas flechas de Marta. Tenemos nuestra venganza que es el amor eficaz, nuestra venganza que es la ternura de la imagen. Nuestro vandalismo, que es reunirnos a mirar la historia, de cara al pasado -para curarlo y hacerlo un espacio más amable-, pero siempre abiertas al futuro, porque no nos lo vamos a dejar quitar.
Casi al final de la carta, Sören dice: “me gusta saber que el amor es posible.”
El 23 de febrero, celebrando la despenalización del aborto, mi amiga Gineth me escribe: “ya vencimos porque amamos.”
Dejo al final la foto de una foto, de una bandera con la cara de Camilo, que está sobre la pared de la casa de Laura, justo la mañana siguiente en la que nos sentamos a fabular junto con Valentina, Pamela y Liz, la necesidad de sabernos urgentemente vivas.
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