La Paz se presentará durante el FICCI dentro de la categoría de largometrajes documentales Hechos en Casa
La paz (2018) Tomás Pinzón Lucena
La paz (2018), de Tomás Pinzón, es un documental sobre los meses previos a la firma del acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno. El documental acompaña durante esos meses a un grupo guerrillero del Bloque Occidental concentrado en un campamento en Buenos Aires, Cauca, mientras se esperan los resultados de las negociaciones.
La película narra la cotidianidad del grupo guerrillero en un momento en el que las premuras de la guerra dan paso a la espera. Mientras se aguarda, el tiempo parece detenerse; la ropa se seca al sol, se limpian los fusiles, se organiza el campamento, se juega fútbol y se corta el pelo. También se estudia para prepararse para una eventual participación en la política nacional. Estas acciones que observa y registra el documentalista con atención, retratan este momento preciso de la vida del grupo de hombres y mujeres combatientes.
La espera es también un momento de incertidumbre en el que se conversa mucho sobre lo que el futuro depara y sobre la vida por fuera de la organización armada. Uno de los guerrilleros declara: “que no me vayan a matar ahora, que yo quiero ver la paz”.
Hay ilusión, pero también zozobra en el aire. Muchos de los que están ahí apenas recuerdan cómo era su vida antes de pertenecer al grupo armado. Este es el momento de tomar decisiones sobre los proyectos vitales y enfrentar historias familiares rotas o aplazadas por la guerra. Uno de los comandantes cuenta que piensa ir a reencontrarse con su hijo que no sabe que su padre está en la guerrilla y darle la noticia que su madre murió en un asalto del ejército. Ahora el hijo tiene 21 años y está prestando el servicio militar.
El documental no se concentra en ningún personaje principal; recoge, en cambio, una pluralidad de voces dentro del grupo. La cámara se posiciona como un observador de las escenas cotidianas y como testigo de las conversaciones que se desarrollan entre los miembros del grupo. Los guerrilleros actúan frente a ella con naturalidad y las conversaciones, aunque evidentemente planeadas para la cámara, logran transmitir confianza y capturar algunos momentos de intimidad entre las personas.
Los planes futuros de este grupo de combatientes están sujetos, sin embargo, a los resultados de la mesa de negociación. Los diálogos de paz en La Habana son el telón de fondo de la historia y aparecen a través de las noticias que son proyectadas en pantallas improvisadas en el campamento alrededor de las que se reúne el grupo cuando cae la noche.
Al alejarse del recuento noticioso y del testimonio de los grandes protagonistas del proceso de paz, el documental ofrece una perspectiva refrescante sobre ese momento histórico. La atención se centra en los combatientes y en la vida del campamento, el lugar donde las decisiones que se tomen en la mesa de diálogo tendrán repercusiones inmediatas. Aquí las declaraciones de los delegados están acompasadas por los sonidos de los animales y los ruidos del monte impregnando de otra realidad los discursos políticos de los voceros. Podemos imaginar que lo que vemos retratado en este lugar se repitió a lo largo y ancho del país durante los meses que duraron las negociaciones.
En el documental vemos la visita de la delegación de la FARC que llega desde Cuba. Marco León Calarcá, jefe de la delegación, habla al grupo guerrillero sobre el desarrollo de los diálogos. En la reunión, varios combatientes plantean preguntas difíciles sobre la implementación de los acuerdos, como la financiación del proceso de reinserción, la reparación de las víctimas y el futuro de la justicia transicional; muchas de estas preguntas siguen sin respuesta.
Uno de los momentos más emocionantes que retrata la película es la víspera del plebiscito por la paz que se vive en el campamento con gran expectativa y confianza por el resultado. Sin embargo, ante la sorpresiva victoria del No, las reacciones de los combatientes a este difícil momento del proceso quedan ausentes del documental. Está claro que el camino hacia la integración a la sociedad civil no será fácil, pero los ánimos en el campamento parecen no decaer y el documental muestra que no faltan los motivos para celebrar.
En la película resaltan las escenas de mujeres combatientes, que son numerosas y muy jóvenes en este grupo. Ellas hablan de los retos que tendrán que enfrentar una vez dejen las armas, como conseguir un trabajo sin tener una preparación distinta a la del combate y la vida guerrillera.
Al mostrar la cotidianidad del campamento en ese momento en el que pareciera que no pasa nada, pero en el que suceden muchas cosas, esta película muestra la dimensión humana de personas que se enamoran, tienen temores, expectativas y sueños y no son simplemente los combatientes feroces que muchas veces nos pintan.
Durante una de las conversaciones que quedan registradas en el documental un combatiente le pregunta a otro cómo cree que serán recordados por la historia, “¿como los culpables de todo?”. La pregunta es inaplazable en este momento en el que se disputa intensamente quién y desde qué perspectiva contará la historia reciente del país. La película es una apuesta por incluir distintas versiones de esa historia en del relato nacional.
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A LA ESPERA DE LA PAZ
La Paz se presentará durante el FICCI dentro de la categoría de largometrajes documentales Hechos en Casa
La paz (2018) Tomás Pinzón Lucena
La paz (2018), de Tomás Pinzón, es un documental sobre los meses previos a la firma del acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno. El documental acompaña durante esos meses a un grupo guerrillero del Bloque Occidental concentrado en un campamento en Buenos Aires, Cauca, mientras se esperan los resultados de las negociaciones.
La película narra la cotidianidad del grupo guerrillero en un momento en el que las premuras de la guerra dan paso a la espera. Mientras se aguarda, el tiempo parece detenerse; la ropa se seca al sol, se limpian los fusiles, se organiza el campamento, se juega fútbol y se corta el pelo. También se estudia para prepararse para una eventual participación en la política nacional. Estas acciones que observa y registra el documentalista con atención, retratan este momento preciso de la vida del grupo de hombres y mujeres combatientes.
La espera es también un momento de incertidumbre en el que se conversa mucho sobre lo que el futuro depara y sobre la vida por fuera de la organización armada. Uno de los guerrilleros declara: “que no me vayan a matar ahora, que yo quiero ver la paz”.
Hay ilusión, pero también zozobra en el aire. Muchos de los que están ahí apenas recuerdan cómo era su vida antes de pertenecer al grupo armado. Este es el momento de tomar decisiones sobre los proyectos vitales y enfrentar historias familiares rotas o aplazadas por la guerra. Uno de los comandantes cuenta que piensa ir a reencontrarse con su hijo que no sabe que su padre está en la guerrilla y darle la noticia que su madre murió en un asalto del ejército. Ahora el hijo tiene 21 años y está prestando el servicio militar.
El documental no se concentra en ningún personaje principal; recoge, en cambio, una pluralidad de voces dentro del grupo. La cámara se posiciona como un observador de las escenas cotidianas y como testigo de las conversaciones que se desarrollan entre los miembros del grupo. Los guerrilleros actúan frente a ella con naturalidad y las conversaciones, aunque evidentemente planeadas para la cámara, logran transmitir confianza y capturar algunos momentos de intimidad entre las personas.
Los planes futuros de este grupo de combatientes están sujetos, sin embargo, a los resultados de la mesa de negociación. Los diálogos de paz en La Habana son el telón de fondo de la historia y aparecen a través de las noticias que son proyectadas en pantallas improvisadas en el campamento alrededor de las que se reúne el grupo cuando cae la noche.
Al alejarse del recuento noticioso y del testimonio de los grandes protagonistas del proceso de paz, el documental ofrece una perspectiva refrescante sobre ese momento histórico. La atención se centra en los combatientes y en la vida del campamento, el lugar donde las decisiones que se tomen en la mesa de diálogo tendrán repercusiones inmediatas. Aquí las declaraciones de los delegados están acompasadas por los sonidos de los animales y los ruidos del monte impregnando de otra realidad los discursos políticos de los voceros. Podemos imaginar que lo que vemos retratado en este lugar se repitió a lo largo y ancho del país durante los meses que duraron las negociaciones.
En el documental vemos la visita de la delegación de la FARC que llega desde Cuba. Marco León Calarcá, jefe de la delegación, habla al grupo guerrillero sobre el desarrollo de los diálogos. En la reunión, varios combatientes plantean preguntas difíciles sobre la implementación de los acuerdos, como la financiación del proceso de reinserción, la reparación de las víctimas y el futuro de la justicia transicional; muchas de estas preguntas siguen sin respuesta.
Uno de los momentos más emocionantes que retrata la película es la víspera del plebiscito por la paz que se vive en el campamento con gran expectativa y confianza por el resultado. Sin embargo, ante la sorpresiva victoria del No, las reacciones de los combatientes a este difícil momento del proceso quedan ausentes del documental. Está claro que el camino hacia la integración a la sociedad civil no será fácil, pero los ánimos en el campamento parecen no decaer y el documental muestra que no faltan los motivos para celebrar.
En la película resaltan las escenas de mujeres combatientes, que son numerosas y muy jóvenes en este grupo. Ellas hablan de los retos que tendrán que enfrentar una vez dejen las armas, como conseguir un trabajo sin tener una preparación distinta a la del combate y la vida guerrillera.
Al mostrar la cotidianidad del campamento en ese momento en el que pareciera que no pasa nada, pero en el que suceden muchas cosas, esta película muestra la dimensión humana de personas que se enamoran, tienen temores, expectativas y sueños y no son simplemente los combatientes feroces que muchas veces nos pintan.
Durante una de las conversaciones que quedan registradas en el documental un combatiente le pregunta a otro cómo cree que serán recordados por la historia, “¿como los culpables de todo?”. La pregunta es inaplazable en este momento en el que se disputa intensamente quién y desde qué perspectiva contará la historia reciente del país. La película es una apuesta por incluir distintas versiones de esa historia en del relato nacional.
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