Un bello sol interior (Un beau soleil intérieur, 2017 ), de Claire Denis
El deseo, el que se arraiga únicamente en lo físico o el deseo de amar y de ser amado, de enamorarse junto a otra persona, de encontrar el compañero perfecto, la media mitad que el romanticismo nos promete, es la trama o el conjunto de hechos (ideas) encadenados que giran en torno a Un bello sol interior (2017), la última película de Claire Denis que pudimos ver en Colombia y que protagoniza la siempre extraordinaria y seductora Juliette Binoche. La película comienza con dos cuerpos haciendo el amor, una escena que termina con la irremediable ruptura de esa relación fallida y con el intento por pretender amarse de esos dos seres humanos, que desnudos, muestran toda su vulnerabilidad. Isabelle es una mujer que se nos muestra sexy, segura y audaz, una mujer que va en busca del amor. Que tropieza una y otra vez, pero que no deja de idealizar ese amor romántico ¿Ese amor perfecto? Un personaje que desnuda toda su torpeza emocional y que se confronta todo el tiempo consigo misma y con esos amores imposibles y también torpes. Claire Denis construye un personaje que acompañamos en todo sentido. En su desnudez, en su cama mientras duerme la resaca y llora la última desilusión, en el bar cuando libera su tristeza y rabia bailando y dejándose seducir, cuando toma su cabello. Aun cuando no existan diálogos presentes, Isabelle nos está hablando, nos está contando que está sintiendo, o nosotros lo estamos sospechando. Tal vez porque también hemos vivido ese desa- mor y porque hemos estado en esa búsqueda, es que la corporalidad del personaje y su actitud tiene tanto impacto y poder en la película. Y nos damos cuenta entonces, que no estamos ante una aventura por encon- trar ese amor idealizado, sino que más bien estamos ante el reflejo de lo que es el amor, así, tan crudo y real. Y es que la filmografía de Claire Denis aborda este tema del deseo de manera profunda. En una entrevista para la revista Kinetoscopio, Claire Denis conversó sobre esto. “Creo que el deseo es primitivo en el sentido en que es la relación más fácil que podemos tener con el sentimiento de estar vivos”, dijo. Esto es tal vez de las cosas más fascinantes del cine de la directora francesa, que con sus películas nos recuerda que estamos vivos, aún con esos fantasmas, ansiedades y dilemas. Sus historias nos hacen vibrar desde la oscuridad y hacia la luz.
El cine de las diferencias y la desigualdad
Claire Denis nació en París y creció en colonias francesas como Somalia, Senegal, Burkina Faso y Camerún, luga- res donde su padre trabajó como funcionario público. Esa experiencia en África marcaría también su quehacer cinematográfico, con el que de alguna u otra forma hace una crítica a la inmigración y a cómo la imagen francesa de fraternidad e igualdad cambia radicalmente de acuer- do con el color de piel. De esta forma, Denis también ubica en sus películas al cuerpo no solo como objeto de deseo, sino también como sujeto político y lo confronta dentro de los más radicales dilemas de identidad. Aunque comenzó estudiando economía, Claire Denis abandonó los estudios y se vinculó a la escuela de cine francesa IDHEC. Después de graduarse, comenzó su trayectoria trabajando como asistente de dirección de directores como Jacques Rivette, Costa Gavras, Wim Wenders y Costa Gavras. Su debut como directora fue con Chocolat (1988), una reflexión sobre el colonialismo francés en África desde la mirada de una mujer blanca y sus recuerdos. Allí comenzaría a fortalecer su sello como directora. Para Denis hacer cine, más allá de contar historias, es proponer reflexiones filosóficas sobre el yo y el yo con el otro. Ese otro que desconocemos y al que tememos o por el que sentimos poderosa atracción. En el cine de Claire Denis también hay un componente erótico y sensual fuerte que no necesariamente tiene que ver con lo sexual, sino que se convierte en un mecanismo de expresión de sus personajes. La directora, que se considera tímida y privada, utiliza en sus películas esta liberación también como forma de narración.
Los personajes de Denis siempre están enfrentándose al hecho de ser extraños, de ser extranjeros, de ser incom- prendidos. Sus películas deberían servirnos como llama- dos de alertas en estos tiempos actuales, donde las migraciones se reciben con miedo, uno que genera odio y aislamiento.
Más resultados...
Más resultados...
EL PROFUNDO DESEO DE CONTAR HISTORIAS
Un bello sol interior (Un beau soleil intérieur, 2017 ), de Claire Denis
El deseo, el que se arraiga únicamente en lo físico o el deseo de amar y de ser amado, de enamorarse junto a otra persona, de encontrar el compañero perfecto, la media mitad que el romanticismo nos promete, es la trama o el conjunto de hechos (ideas) encadenados que giran en torno a Un bello sol interior (2017), la última película de Claire Denis que pudimos ver en Colombia y que protagoniza la siempre extraordinaria y seductora Juliette Binoche. La película comienza con dos cuerpos haciendo el amor, una escena que termina con la irremediable ruptura de esa relación fallida y con el intento por pretender amarse de esos dos seres humanos, que desnudos, muestran toda su vulnerabilidad. Isabelle es una mujer que se nos muestra sexy, segura y audaz, una mujer que va en busca del amor. Que tropieza una y otra vez, pero que no deja de idealizar ese amor romántico ¿Ese amor perfecto? Un personaje que desnuda toda su torpeza emocional y que se confronta todo el tiempo consigo misma y con esos amores imposibles y también torpes. Claire Denis construye un personaje que acompañamos en todo sentido. En su desnudez, en su cama mientras duerme la resaca y llora la última desilusión, en el bar cuando libera su tristeza y rabia bailando y dejándose seducir, cuando toma su cabello. Aun cuando no existan diálogos presentes, Isabelle nos está hablando, nos está contando que está sintiendo, o nosotros lo estamos sospechando. Tal vez porque también hemos vivido ese desa- mor y porque hemos estado en esa búsqueda, es que la corporalidad del personaje y su actitud tiene tanto impacto y poder en la película. Y nos damos cuenta entonces, que no estamos ante una aventura por encon- trar ese amor idealizado, sino que más bien estamos ante el reflejo de lo que es el amor, así, tan crudo y real. Y es que la filmografía de Claire Denis aborda este tema del deseo de manera profunda. En una entrevista para la revista Kinetoscopio, Claire Denis conversó sobre esto. “Creo que el deseo es primitivo en el sentido en que es la relación más fácil que podemos tener con el sentimiento de estar vivos”, dijo. Esto es tal vez de las cosas más fascinantes del cine de la directora francesa, que con sus películas nos recuerda que estamos vivos, aún con esos fantasmas, ansiedades y dilemas. Sus historias nos hacen vibrar desde la oscuridad y hacia la luz.
El cine de las diferencias y la desigualdad
Claire Denis nació en París y creció en colonias francesas como Somalia, Senegal, Burkina Faso y Camerún, luga- res donde su padre trabajó como funcionario público. Esa experiencia en África marcaría también su quehacer cinematográfico, con el que de alguna u otra forma hace una crítica a la inmigración y a cómo la imagen francesa de fraternidad e igualdad cambia radicalmente de acuer- do con el color de piel. De esta forma, Denis también ubica en sus películas al cuerpo no solo como objeto de deseo, sino también como sujeto político y lo confronta dentro de los más radicales dilemas de identidad. Aunque comenzó estudiando economía, Claire Denis abandonó los estudios y se vinculó a la escuela de cine francesa IDHEC. Después de graduarse, comenzó su trayectoria trabajando como asistente de dirección de directores como Jacques Rivette, Costa Gavras, Wim Wenders y Costa Gavras. Su debut como directora fue con Chocolat (1988), una reflexión sobre el colonialismo francés en África desde la mirada de una mujer blanca y sus recuerdos. Allí comenzaría a fortalecer su sello como directora. Para Denis hacer cine, más allá de contar historias, es proponer reflexiones filosóficas sobre el yo y el yo con el otro. Ese otro que desconocemos y al que tememos o por el que sentimos poderosa atracción. En el cine de Claire Denis también hay un componente erótico y sensual fuerte que no necesariamente tiene que ver con lo sexual, sino que se convierte en un mecanismo de expresión de sus personajes. La directora, que se considera tímida y privada, utiliza en sus películas esta liberación también como forma de narración.
Los personajes de Denis siempre están enfrentándose al hecho de ser extraños, de ser extranjeros, de ser incom- prendidos. Sus películas deberían servirnos como llama- dos de alertas en estos tiempos actuales, donde las migraciones se reciben con miedo, uno que genera odio y aislamiento.
Aquí mismo puede ver la película:
Tal vez te interese:Ver todos los artículos
EL (INELUDIBLE) OFICIO DE MIRAR
VICIOS DEL TIEMPO - FICCI 63
CARACOLES SOBRE UNA MUJER CON SOMBRERO ALADO (TALLER BIFF)
Reflexiones semanales directo al correo.
El boletín de la Cero expande sobre las películas que nos sorprenden y nos apasionan. Es otra manera de reunirse y pensar el gesto del cine.
Las entregas cargan nuestras ideas sobre las nuevas y viejas cosas que nos interesan. Ese caleidoscopio de certezas e incertidumbres nos sirve para pensar el mundo que el cine crea.
Únete a la comunidadcontacto
Síguenos