Juan Cortés es un joven compositor, intérprete y productor colombiano, que ha comenzado a dar sus primeros pasos en el difícil proceso de convertirse, en un destacado artista de la música para cine de la escena mundial. Su pasión por la guitarra y el jazz lo llevó a iniciar sus estudios de armonía en Bogotá y aunque en ese entonces no veía muy claro cuál sería el rumbo que tomaría su afición, sabía que la música era una pieza esencial en su vida. Sobre la música para cine no tenía mayores referentes que una charla informal con un colega, quien reflexionando sobre el futuro, mencionó la posibilidad de dedicarse a ella, y aunque en un primer momento la idea pareció interesante, las dudas y temores sobre su futuro la adormecieron por un tiempo, seguramente esperando el momento preciso en el que manifestarse.
La constante búsqueda del sentido, inherente a nuestra humanidad, lo empujó a matricularse en el Berklee College of Music, su aspiración era en primera instancia perfeccionar la guitarra, sin embargo, Berklee también significó la posibilidad de ampliar sus horizontes. Una lesión en sus manos que lo alejó por un tiempo de la interpretación, lo condujo a centrarse en el diseño sonoro: “Me encantaba la idea de coordinar sonidos e imágenes, es una paleta con muchos más matices y posibilidades”; el diseño fue a su vez, el vehículo hacia el programa de Film Scoring donde revivió para siempre ese interés sembrado años atrás.
Tras graduarse del programa de Film scoring and Electronic and Production Design decidió radicarse en la ciudad de Los Ángeles, donde comenzó a trabajar con el reconocido compositor argentino Federico Jusid, quien se convertiría en su mentor. Con Jusid se presentó la posibilidad de trabajar en destacadas películas hispanas como Capitán Kóblic (Borensztein, 2016), Neruda (Larraín, 2016) o El último traje (Solarz, 2017) y en algunas series como Tiempos de guerra (2017-), o La catedral del mar ( 2018) ente otras.
Sin duda, han sido años de intenso trabajo y dedicación, de grandes esfuerzos, de logros, de desafíos y frustraciones; elementos fundamentales en la construcción de una carrera; sin embargo, su determinación y constancia le han permitido empezar a ganarse un lugar en una industria tremendamente competitiva y en muy poco tiempo ha podido ser parte del equipo de otros reconocidos compositores de Hollywood, como es el caso del brasilero Heitor Pereira, con quien trabajó en Angry Birds (Kaytis y Reilly, 2016) y el británico Harry Gregson-Williams a quien acompañó en Early Man (Nick Park, 2018).
El 2018 trajo consigo el momento que tanto había esperado, la oportunidad de musicalizar su primer largometraje, Nous les Coyotes de la pareja de directores franceses Marco La Via y Hanna Ladoul, ésta cinta quedará registrada por siempre, como aquella donde por primera vez asumió el reto de liderar las ideas creativas, de comunicarse directamente con los directores y en un diálogo conjunto determinar el papel de la música en el universo narrativo.
Nous les Coyotes nos relata la historia de una pareja de jóvenes creativos que ha decidido mudarse a la ciudad de Los Ángeles buscando su crecimiento profesional, no obstante en solo su primer día, enfrentan tantos retos, que sus sueños son puestos a prueba, la música contribuye posicionándose desde la intimidad de sus personajes, desde su juventud, desde el ímpetu y fortaleza para alcanzar sus metas, pero también desde su vulnerabilidad, desde esa fragilidad tan humana, para ello Cortés se vale de una composición minimalista con sonidos orgánicos donde las cuerdas son las grandes protagonistas.
Como anécdota es importante resaltar que las cosas no siempre fluyeron con facilidad para Juan, al principio el proyecto fue realmente esquivo, al punto de pensar que no lo obtendría. Las dudas de sus directores, quienes también se enfrentaban a su primer largometraje, acerca de la importancia o no de la música y su miedo natural a que “contaminara” el relato transformándolo en un cursi melodrama, postergaron la decisión de vincularlo. En una primera instancia solo buscaban licenciar música prexistente, después creyeron que sería suficiente con la creación de un cue o pista que le diera algo de identidad, no obstante la misma historia fue demostrando gradualmente la importancia de desarrollar un concepto de score o partitura en torno a ella, “Creo realmente que fue la misma película, la misma historia, la que demostró la necesidad de mi música”.
Ciertamente no es la primera vez que la premisa de la que parte Nous Les Coyotes es llevada al cine, sin embargo la honestidad, la sencillez y sensibilidad con la que es contada le ha valido el reconocimiento de expertos y un lugar importante en la sección ACID del pasado Festival de Cannes, lo que por supuesto significa un logro excepcional para sus realizadores y todo el equipo técnico incluido el colombiano, quien como es de esperarse no sale de su asombro y emoción, y es que no es para menos: su primer largo ha sido estrenado en Cannes y esto debe ser un motivo de orgullo no solo para él, sino para todos nosotros.
Hablar con Juan es realmente cautivante, emociona escuchar la madurez con la que este joven compositor se refiere al proceso creativo. Su claridad frente a cómo deben confluir e ir entretejiéndose la imagen, los diálogos, los silencios y la misma música en torno a la historia, así como su capacidad de comprender, que a veces debe acallar su ego como músico, es una virtud que en ocasiones cuesta encontrar en compositores con más años de trayectoria, “realmente me gustan más las películas con muy poca música, me parece lindo pensar que la música es tan especial que no debe estar todo el tiempo, sino que debe ir encontrando su espacio”. Naturalmente es consciente de que alcanzar el éxito, es un proceso largo y complejo en el que se debe mantener la constancia, pero no tiene ningún afán, sabe que se debe dar un paso a la vez y que el proceso en sí, es una fuente de gratificación.
Frente a la pregunta sobre si le interesaría asumir algún proyecto de nuestra cinematografía, confiesa humildemente que no está familiarizado con la escena actual colombiana, sabe que vivimos una nueva etapa de la que ha podido ver algunos proyectos, y aunque aún es algo ajena para él, la idea de acercarse más y poder participar activamente en ella lo seduce completamente. Por lo pronto, tras su Nous les Coyotes, yaestáenfocado en nuevos proyectos, ahora su talento y experiencia viajará a otras latitudes y enriquecerá otras narrativas, una producción China es el nuevo reto para el colombiano cuya agenda ya está ocupada hasta el 2019.
ACID en el Festival de Cannes.
La Asociación del Cinema Independiente para la difusión es una de las secciones más jóvenes del festival, fue creada con el objetivo de ser un punto de referencia en el descubrimiento de jóvenes talentos y consolidarse como la plataforma de exhibición para nuevos realizadores, no solo de la cinematografía francesa sino mundial.
Quince directores enfrentan la difícil tarea de ver cientos de películas de diferentes países, para seleccionar los largometrajes que tendrán su estreno mundial en esta sección paralela del festival, pero esto es solo el comienzo de un interesante y completo proceso de acompañamiento, promoción y programación; después de Cannes, las películas se presentan en 20 teatros de la ciudad de Lyon, posteriormente son exhibidas en varios festivales en diferentes lugares del planeta y, por último, se implementan estrategias concretas para encontrar su distribución en Francia, sin duda una importante ventana para cualquiera que esté dando sus primeros pasos en una industria tan competitiva.
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ENTRE LA MÚSICA Y LA IMAGEN
El colombiano que sonó en Cannes
Juan Cortés es un joven compositor, intérprete y productor colombiano, que ha comenzado a dar sus primeros pasos en el difícil proceso de convertirse, en un destacado artista de la música para cine de la escena mundial. Su pasión por la guitarra y el jazz lo llevó a iniciar sus estudios de armonía en Bogotá y aunque en ese entonces no veía muy claro cuál sería el rumbo que tomaría su afición, sabía que la música era una pieza esencial en su vida. Sobre la música para cine no tenía mayores referentes que una charla informal con un colega, quien reflexionando sobre el futuro, mencionó la posibilidad de dedicarse a ella, y aunque en un primer momento la idea pareció interesante, las dudas y temores sobre su futuro la adormecieron por un tiempo, seguramente esperando el momento preciso en el que manifestarse.
La constante búsqueda del sentido, inherente a nuestra humanidad, lo empujó a matricularse en el Berklee College of Music, su aspiración era en primera instancia perfeccionar la guitarra, sin embargo, Berklee también significó la posibilidad de ampliar sus horizontes. Una lesión en sus manos que lo alejó por un tiempo de la interpretación, lo condujo a centrarse en el diseño sonoro: “Me encantaba la idea de coordinar sonidos e imágenes, es una paleta con muchos más matices y posibilidades”; el diseño fue a su vez, el vehículo hacia el programa de Film Scoring donde revivió para siempre ese interés sembrado años atrás.
Tras graduarse del programa de Film scoring and Electronic and Production Design decidió radicarse en la ciudad de Los Ángeles, donde comenzó a trabajar con el reconocido compositor argentino Federico Jusid, quien se convertiría en su mentor. Con Jusid se presentó la posibilidad de trabajar en destacadas películas hispanas como Capitán Kóblic (Borensztein, 2016), Neruda (Larraín, 2016) o El último traje (Solarz, 2017) y en algunas series como Tiempos de guerra (2017-), o La catedral del mar ( 2018) ente otras.
Sin duda, han sido años de intenso trabajo y dedicación, de grandes esfuerzos, de logros, de desafíos y frustraciones; elementos fundamentales en la construcción de una carrera; sin embargo, su determinación y constancia le han permitido empezar a ganarse un lugar en una industria tremendamente competitiva y en muy poco tiempo ha podido ser parte del equipo de otros reconocidos compositores de Hollywood, como es el caso del brasilero Heitor Pereira, con quien trabajó en Angry Birds (Kaytis y Reilly, 2016) y el británico Harry Gregson-Williams a quien acompañó en Early Man (Nick Park, 2018).
El 2018 trajo consigo el momento que tanto había esperado, la oportunidad de musicalizar su primer largometraje, Nous les Coyotes de la pareja de directores franceses Marco La Via y Hanna Ladoul, ésta cinta quedará registrada por siempre, como aquella donde por primera vez asumió el reto de liderar las ideas creativas, de comunicarse directamente con los directores y en un diálogo conjunto determinar el papel de la música en el universo narrativo.
Nous les Coyotes nos relata la historia de una pareja de jóvenes creativos que ha decidido mudarse a la ciudad de Los Ángeles buscando su crecimiento profesional, no obstante en solo su primer día, enfrentan tantos retos, que sus sueños son puestos a prueba, la música contribuye posicionándose desde la intimidad de sus personajes, desde su juventud, desde el ímpetu y fortaleza para alcanzar sus metas, pero también desde su vulnerabilidad, desde esa fragilidad tan humana, para ello Cortés se vale de una composición minimalista con sonidos orgánicos donde las cuerdas son las grandes protagonistas.
Como anécdota es importante resaltar que las cosas no siempre fluyeron con facilidad para Juan, al principio el proyecto fue realmente esquivo, al punto de pensar que no lo obtendría. Las dudas de sus directores, quienes también se enfrentaban a su primer largometraje, acerca de la importancia o no de la música y su miedo natural a que “contaminara” el relato transformándolo en un cursi melodrama, postergaron la decisión de vincularlo. En una primera instancia solo buscaban licenciar música prexistente, después creyeron que sería suficiente con la creación de un cue o pista que le diera algo de identidad, no obstante la misma historia fue demostrando gradualmente la importancia de desarrollar un concepto de score o partitura en torno a ella, “Creo realmente que fue la misma película, la misma historia, la que demostró la necesidad de mi música”.
Ciertamente no es la primera vez que la premisa de la que parte Nous Les Coyotes es llevada al cine, sin embargo la honestidad, la sencillez y sensibilidad con la que es contada le ha valido el reconocimiento de expertos y un lugar importante en la sección ACID del pasado Festival de Cannes, lo que por supuesto significa un logro excepcional para sus realizadores y todo el equipo técnico incluido el colombiano, quien como es de esperarse no sale de su asombro y emoción, y es que no es para menos: su primer largo ha sido estrenado en Cannes y esto debe ser un motivo de orgullo no solo para él, sino para todos nosotros.
Hablar con Juan es realmente cautivante, emociona escuchar la madurez con la que este joven compositor se refiere al proceso creativo. Su claridad frente a cómo deben confluir e ir entretejiéndose la imagen, los diálogos, los silencios y la misma música en torno a la historia, así como su capacidad de comprender, que a veces debe acallar su ego como músico, es una virtud que en ocasiones cuesta encontrar en compositores con más años de trayectoria, “realmente me gustan más las películas con muy poca música, me parece lindo pensar que la música es tan especial que no debe estar todo el tiempo, sino que debe ir encontrando su espacio”. Naturalmente es consciente de que alcanzar el éxito, es un proceso largo y complejo en el que se debe mantener la constancia, pero no tiene ningún afán, sabe que se debe dar un paso a la vez y que el proceso en sí, es una fuente de gratificación.
Frente a la pregunta sobre si le interesaría asumir algún proyecto de nuestra cinematografía, confiesa humildemente que no está familiarizado con la escena actual colombiana, sabe que vivimos una nueva etapa de la que ha podido ver algunos proyectos, y aunque aún es algo ajena para él, la idea de acercarse más y poder participar activamente en ella lo seduce completamente. Por lo pronto, tras su Nous les Coyotes, ya está enfocado en nuevos proyectos, ahora su talento y experiencia viajará a otras latitudes y enriquecerá otras narrativas, una producción China es el nuevo reto para el colombiano cuya agenda ya está ocupada hasta el 2019.
ACID en el Festival de Cannes.
La Asociación del Cinema Independiente para la difusión es una de las secciones más jóvenes del festival, fue creada con el objetivo de ser un punto de referencia en el descubrimiento de jóvenes talentos y consolidarse como la plataforma de exhibición para nuevos realizadores, no solo de la cinematografía francesa sino mundial.
Quince directores enfrentan la difícil tarea de ver cientos de películas de diferentes países, para seleccionar los largometrajes que tendrán su estreno mundial en esta sección paralela del festival, pero esto es solo el comienzo de un interesante y completo proceso de acompañamiento, promoción y programación; después de Cannes, las películas se presentan en 20 teatros de la ciudad de Lyon, posteriormente son exhibidas en varios festivales en diferentes lugares del planeta y, por último, se implementan estrategias concretas para encontrar su distribución en Francia, sin duda una importante ventana para cualquiera que esté dando sus primeros pasos en una industria tan competitiva.
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